sábado, 24 de enero de 2009

El guardacostas

En estos días he mirado por primera vez a la orilla de partida del río que estoy cruzando. Observándola detenidamente he podido ver muchas barcas la mayoría en perfecto estado, pero también he visto a gente que se ha acostumbrado a vivir con dos palmos de agua en su nave y gente que ha caído al agua, aunque de momento aún no sé si son conscientes.

En ocasiones no nos damos cuenta o pensamos que podemos nadar solos en el agua fría sin que nos arrastre la corriente y volver a subir a la balsa, aunque subir de nuevo cuando la ropa de invierno está mojada es complicado.

Cuando me disponía a continuar mi camino en mi nueva balsa una persona, que no había visto, me ha cogido el remo. Se había caído y la suya hacía aguas. De momento le he ayudado a subir y le hemos atado un cabo. Espero que podamos remar los suficientemente rápido para devolverlo a su orilla.

Nunca pensé en que el marinero tras perder su barca pudiese convertirse en guardacostas, pero para mis amigos estaré encantado de ejercer el nuevo oficio si es necesario, aunque obviamente espero no tener que hacerlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario