jueves, 16 de septiembre de 2010

Los sueños, sueños son

soñar (Del lat. somniāre).
1. tr. Representarse en la fantasía imágenes o sucesos mientras se duerme. U. t. c. intr.
2. tr. Discurrir fantásticamente y dar por cierto y seguro lo que no lo es. U. t. c. intr.

Anoche soñé con el mundo al revés.

Soñé que se aprobaba en España una Reforma Laboral en Junio y los sindicatos, que defendían los derechos de los trabajadores, convocaban la primera huelga general, con carácter inmediato, para finales de Septiembre.

Soñé que los sindicatos no elevaban el tono hasta después de vacaciones, ni tampoco criticaban al Gobierno impulsor de la reforma por el hecho de ser de izquierdas. Los conflictos en las calles con la gente que había finalizado el derecho a percibir sus prestaciones y que ahora únicamente recibía una ayuda familiar eran inexistentes.

Soñé que la nueva ley que pretendía sacar a los ciudadanos del agujero negro en que vivían se centraba en abaratar los costes del despido de forma amplia y nada específica, olvidándose de bonificar el empleo, conciliar la vida familar, fomentar los contratos a tiempo parcial...

Soñé con un otoño tenebroso donde la izquierda continuaba "aderechándose" y los empresarios colmaban sus aspiraciones mientras los ciudadanos que aún conservaban su empleo estaban atenazados por las nubes de tormenta que los rodeaban.

Soñé que con la Reforma la cifra de parados superaría los 4,5 millones vs. los 4 millones de Junio 2010 instalando el miedo en el cuerpo de los ciudadanos y que aceptasen así todo tipo de recortes sociales. Sin protestar.

Y de repente desperté comprobando:

-que las causas de un despido con una indemnización menor estaban claramente definidas y eran completamente lógicas.

- que los nuevos contratos no suponían una precarización del empleo y que además permitían una mayor conciliación de la vida familiar

- que las empresas con beneficios no podían prejubilar a personas con cargo a 2 años de fondos públicos a pesar de que las finanzas del Estado se encotraban completamente saneadas.

- que los cargos públicos no tenían derecho a un 100% de pensión con sólo 8 años de cotización.

- que Antonio Gallego continuaba siendo un admirado político a pesar de ser algo de derechas.

Por eso damos gracias a dios que todo fuese un sueño!!!!

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