viernes, 30 de octubre de 2009

Pánico en el tunel

En el mundo hay dos profesiones claras en las que dependes de que alguien aguante incansablemente con la boca abierta. La segunda es a quien fui a visitar ayer, la de dentista.

Qué contento estaba de ir a verla, estaba impaciente, excitado.... No, no, no, estaba acojonado. "Siéntese en la silla". Yo miraba la silla y pensaba en cómo se parece a la silla de la inyección letal que utilizan en EEUU. La empiezan a bajar. "Relájese." Y una mierda pensaba yo, que me vas a sacar una muela.

El momento en que mi tensión se empieza a disparar por las nubes es cuando se pone los guantes de plástico, aunque me di ánimos a mi mismo al pensar que mejor esto que ver ponerse los guantes a un urólogo... Después la mascarilla para cumplir el protocolo de la gripe A.

"Abra la boca", y debo estar en buena forma, tanto ir al gimnasio, y es que aguantar 45 minutos con la boca abierta, toda una parte de un partido de futbol es de record. Y encima dice "Si le molesto usted me avisa". Yo, no comodísimo, estupendo. Qué me va a molestar. Si sólo tengo un tubo sorbiéndome las babas, la lengua y la mandíbula anestesiadas y a usted estirando con una tenaza una de mis muelas.

Estaba por levantar el brazo y pedir que me viniese urgentemente el notario. Un poquito de por favor que tengo descendencia y tengo que cuidar de él... Y de fondo el sonido más horroso del mundo el del torno... fiiiiiishhhh.

Acabamos y te dice. "Beba del vaso". Joder, que es de plástico. Estoy en el dentista o en un cumpleaños de niños?? A ver que con la pasta que tienen y la que nos dejamos bien te podrían poner uno de cristal o un buen mojito. Eso sí que sería anestesia...

Ahora sí, ya ha acabado todo. Me voy a recepción y allí la recepcionista dándome conversación. Claro como salimos que sólo podemos rugir, ni abrir la boca siquiera, que si no no me iba sin tu teléfono guapa.

En esas que entra un sacerdote. Uff, menos mal que no ha sido a la entrada. Será para el siguiente...

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