Érase, que se era, un prestigioso arquitecto alemán y un constructor de Antigua y Barbuda, con ascendencia en el Lepe, que proyectaron construir el mayor y más completo de los edificios de Antigua y Barbuda, encargado por el Gobierno del país. El edificio debía ser símbolo del orden y la simetría, ya que el país quería borrar de la mente de sus vecinos el estereotipo de país caótico y desordenado, y sería destinado a pisos de alquiler para colectivos desfavorecidos,.
Pensaron en cada una de las diferentes áreas comunes y estancias que se necesitasen. Todas las viviendas debían ser idénticas, para que reflejase bien el espíritu del orden y la simetría. Debía ser un edificio sólido, ya que era una zona propensa a terremotos y además los inquilinos podrían intentar realizar reformas. Un edificio que incluía todos los últimos avances en materiales y prestaciones...
El arquitecto dió los parámetros estandard al constructor para que comenzase y se rodeó de una muestra de inquilinos a quién solicitó su máxima colaboración, consultando sus necesidades. Invirtieron días y días en mejorar y consensuar las propuestas del arquitecto y solicitaron piscina, pista de paddel, tennis, gimnasio....
Sin embargo el constructor, que ya había empezado a construir, denegó casi todas las propuestas de mejora, ya que el coste del edificio estaba superando con creces el presupuesto previsto. Por si fuese poco la instalación eléctrica era de 120w y olvidó incluir los baños ya que en su país estaban fuera del edificio.
El día anterior a la firma de los contratos de alquiler el "prestigioso" arquitecto solicitó a la muestra de inquilinos que no se quejasen en ningún momento ya que sólo conseguirían quedar mal ante el constructor y el Gobierno, y los pisos además no eran suyos.
Cuando entregaron el edificio uno de los inquilinos, inválido, no pudo entrar en su casa en su silla de ruedas. Rápidamente el Comité de Resolución de Problemas Vecinales se reunió planteando dos alternativas:
a) modificar todas las puertas de entrada a las viviendas, si todos los diputados del Parlamento votaban a favor y dejar dejar a los inquilinos sin puertas durante un período de 2 meses poniendo mientras tanto un guardia de seguridad en cada planta. (coste estimado 600 mil euros).
b) ponerle otra silla de ruedas en el interior, y una colchoneta en el suelo del recibidor y del rellano, para que se tirase de una a otra cuando quisiese salir (coste 600Euros).
Y así comenzó su vida el nuevo símbolo de la simetría y el orden, símbolo y espejo de la nueva Antigua.
Y es que un caballo pintado a rallas no es una cebra.
VI Cursa pel cor de la Fageda
Hace 9 años
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