Últimamente tengo la sensación de estar en el medio de una gran sala con multitud de puertas. Puertas de diferentes tamaños, formas, materiales y en diferentes estados de conservación.
Puertas abiertas, o que se abren de repente o que abrimos lentamente, con precaución, para echar una mirada a hurtadillas… Habitaciones a oscuras o perfectamente iluminadas que de repente pueden quedar en la más absoluta oscuridad.
Puertas que a veces dejas abiertas y por las que desearíamos volver a pasar. Otras que no podemos cerrar por mucho que lo intentemos, y otras que no podemos abrir o ni siquiera encontrar.
¿Nos llevarán de nuevo al cielo o nos devolverán de golpe a la tierra? En cualquier caso son puertas que abrimos con ilusión, esperando lo mejor y que al final nos conducen a nuestro propio destino.
Puertas abiertas, o que se abren de repente o que abrimos lentamente, con precaución, para echar una mirada a hurtadillas… Habitaciones a oscuras o perfectamente iluminadas que de repente pueden quedar en la más absoluta oscuridad.
Puertas que a veces dejas abiertas y por las que desearíamos volver a pasar. Otras que no podemos cerrar por mucho que lo intentemos, y otras que no podemos abrir o ni siquiera encontrar.
¿Nos llevarán de nuevo al cielo o nos devolverán de golpe a la tierra? En cualquier caso son puertas que abrimos con ilusión, esperando lo mejor y que al final nos conducen a nuestro propio destino.
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